Ptolomeo I Sóter: el diadoco que llegó a faraón

En las siguientes líneas trataremos de indagar en el control embrionario que ejerció la dinastía ptolemaica sobre Egipto a través de la figura de su creador, Ptolomeo I Sóter, realizando una breve síntesis acerca del personaje, abordando su participación en las conquistas de Alejandro III de Macedonia, su implicación en las guerras subsiguientes a la muerte de este y su papel a la hora de fundar una nueva dinastía en Egipto.


Comenzando por sus orígenes y su papel en las guerras de Alejandro Magno podemos afirmar que Ptolomeo era hijo del noble local Lagos de Macedonia y una concubina de Filipo II de Macedonia llamada Arsinoe. Es por ello que ocasiones se ha vinculado su figura con la dinastía Argéada como hijo ilegítimo del rey macedonio. No obstante, si atendemos a la fecha de su muerte, 283 a.C., junto con la edad de su defunción, 84 años, podemos situar la fecha de nacimiento de Ptolomeo en torno al  367 a.C., año en el que su madre no sería todavía concubina del joven Filipo. Por consiguiente, este supuesto parentesco con la familia real macedonia no sería más que un rumor difundido por el propio Ptolomeo para acrecentar en años posteriores su prestigio y legitimidad en el trono de Egipto.

Durante su infancia en Macedonia, Ptolomeo estudió con Alejandro como su escudero y, posteriormente, estuvo implicado en un plan para casar al joven príncipe macedonio con la hija del sátrapa-rey Pixódaro de Caria, lo que provoco su exilio de la corte por orden de Filipo.

Con la subida al trono de Alejandro III en el año 336 a.C., Ptolomeo fue llamado para participar en la campaña de Asia, formando parte de la caballería pesada de elite macedonia o hetairoi entre el 336-335 a.C., aunque no ostentó ningún mando de relevancia. También participó activamente en el sitio de Halicarnaso (334 a.C.) y la batalla de Issos (333 a.C.) mandando el ala izquierda de las tropas comandadas por Parmenión. Tras la caída de Tiro y Gaza (332 a.C.), junto con la petición de una delegación de notables egipcios para que liberase Egipto de los persas, Ptolomeo acompañó a Alejandro a Egipto. Allí, después de tomar Menfis, fue testigo de su coronación como faraón. De hecho, en los relieves de Karnak se han documentado representaciones de Alejandro con indumentaria faraónica realizando ofrendas al dios Amón.

Fig. 1. Relieve de Alejandro Magno ante Amón-Ra en el templo de Karnak.
En Egipto, Alejandro trató de favorecer la religión local. Así, fundó Alejandría a orillas del delta del Nilo, gracias a la cual Egipto entró posteriormente en contacto con las rutas comerciales de época helenística. Tras viajar al libio Oasis de Siwa, el oráculo le proclamó hijo de Zeus-Amón. Alejandro y su séquito permanecieron en Menfis hasta 331 a.C. ocupándose de la administración de Egipto, el cual quedó regido por el hiparco Cleomenes de Naucratis, con capacidad para recaudar impuestos.

A partir del año 330 a.C. y, con la entrada en Babilonia tras la derrota persa en Gaugamela (331 a.C.), Ptolomeo fue nombrado guardaespaldas o somatophylax de Alejandro en substitución de Demetrios, que fue apartado tras su implicación en la conspiración de Filotas. Con este cargo, Ptolomeo realizó su primera misión destacada al frente de un mando independiente: la persecución y posterior captura del sátrapa de Bactriana, Besos, el cual había ordenado el asesinato de Darío III. Tras ello, Ptolomeo participó en la sumisión de la satrapía persa de Sogdiana. También tuvo un papel activo en la campaña alejandrina de la India (327-325 a.C.), destacando en la conquista de la fortaleza de Aornos, el sitio de Sangala y la batalla del río Hydaspes, ejerciendo en esta última el cargo de trierachos o comandante de la flota macedonia.

De regreso a Susa desde el Indo, dirigió una de las divisiones del ejército durante la marcha sobre la satrapía de Gedrosia y, tras ello, recibió una corona de oro y a Artacama, hija del sátrapa persa de Frigia Helespóntica, con la que se contrajo matrimonio, siendo uno de los numerosos matrimonios entre soldados macedonios y mujeres persas que Alejandro fomentó para unir ambas razas dentro de su imperio.

Tras la muerte en Babilonia de Alejandro en el año 323 a.C. surgieron tensiones entre generales “unitarios” y “rupturistas” de Alejandro, las llamadas Guerras de los Diadocos (323-275 a.C.). Entre ellos se encontraban generales como Pérdicas que, a través de una regencia temporal y tutela sobre el infante Alejandro IV, pretendía continuar y mantener el legado imperial, siendo su objetivo limitar el mando que los sátrapas ejercían sobre las provincias del Imperio. Estos regentes, legitimados por la tutela que ejercían sobre la familia real, pretendían hacerse con el gobierno efectivo del imperio deshaciéndose de los diadocos díscolos que controlaban las satrapías repartidas en la Partición de Babilonia (323 a.C.).

Por el contrario, entre los rupturistas figuraban generales como Ptolomeo, que veía  imposible mantener la unidad de un imperio tan vasto apostando por que los sátrapas contaran con una amplia autonomía política dentro de sus territorios, no estando sometidos a ninguna autoridad superior a excepción de la Asamblea de Sátrapas. Con ello, estos diadocos acelerarán la descomposición del imperio alejandrino y la creación de los reinos helenísticos.

En cuanto al papel de Ptolomeo en estos conflictos, durante la Primera Guerra de los Diadocos (322-319 a.C.), que enfrentó al regente Pérdicas con varios sátrapas rebeldes, Ptolomeo desvió el convoy funerario de Alejandro Magno hacia Menfis donde fue momificado. Ello significó un golpe psicológico para su rival Péricas, pues según la costumbre macedonia, los reyes de Macedonia afirmaban su derecho al trono enterrando  a su predecesor, acabando de esta forma con la legitimación de Pérdicas como heredero del Imperio. Ptolomeo también anexionó la Cirenaica y neutralizó un ataque de su contrincante cerca de Pelusio. Pérdicas fue asesinado por sus oficiales en el año 321 a.C, motivo por el que Ptolomeo fue benevolente con el ejército de su rival. Esta acción le llevó a ser propuesto como regente pero la rechazó para consolidar su base de poder en Egipto y Cirene, objetivo que cumplió gracias al nuevo reparto de las satrapías y la nueva regencia ejercida por Antípatro tras el acuerdo alcanzado en Triparadiso (321 a.C.). Además Ptolomeo consiguió autorización para intervenir en los asuntos tanto al oeste como al sur de su satrapía egipcia.

A partir de entonces  Ptolomeo se centró en mantener la seguridad de Egipto y controlar sus áreas de acceso. Así, durante la regencia de Antípatro (321-319 a.C.),  consiguió aumentar sus fronteras arrebatando al sátrapa Laomedonte de Mitilene la satrapía de Fenicia y Siria, tomando con ello Jerusalén al atacar la ciudad durante la celebración del shabat.
Fig. 2. La toma de Jerusalen  por Ptolomeo en el 320 a.C. Autor: Jean Fouquet.
Con la muerte de Antípatro y el inicio de la Segunda Guerra de los Diadocos (319 a.C.-315 a.C.), que enfrentó la regencia de Casandro contra Poliperconte, Ptolomeo apoyó al primero al igual que Antígono, el cual se convertirá, tras derrotar a Eumenes, un general aliado de Poliperconte, en la batalla de Gabiene (316 a.C.), en el diadoco más poderoso de todos. Esto le permitió actuar como el verdadero señor de los territorios asiáticos, aunque Casandro se convirtió en el hombre fuerte en Macedonia y parte de Grecia mientras que Ptolomeo seguirá dominando en Egipto, Cirene, Fenicia y Celsiria.

El gran aumento de poder de Antígono y su hijo Demetrio Poliorcetes tras la finalización de la Segunda Guerra de los Diadocos, así como las purgas realizadas en la cabeza de las satrapías asiáticas puso en guardia a Ptolomeo. Así, este, junto a otros diadocos como Lisímaco y Casandro, inició la Tercera Guerra de los Diadocos contra Antígono, que representa el último intento de encarnación imperial. En este conflicto Ptolomeo utilizó su flota para someter Chipre y saquear las costas de Asia menor aunque no pudo evitar la pérdida de Siria y Fenicia, finalizando el conflicto con una frágil tregua en 311 a.C. en las que Ptolomeo mantuvo sus posesiones en Egipto y Chipre.

El conflicto entre los diadocos, tras un paréntesis de un año en el que se produjo el fin de la dinastía real con el asesinato de todos sus miembros, se reanudó en 309 a.C. y finalizó con la derrota de Antígono en Ipsos (301 a.C.). Como consecuencia de esta cuarta y definitiva derrota de la facción unitaria, los dominios de Antígono serán repartidos recibiendo Ptolomeo algunos territorios de regiones de Asia Menor como Celsiria, Licia, Panfilia y Pisidia, aunque Fenicia acabará en manos de Seleuco.

Es importante señalar que, como consecuencia de la derrota ptolemaica en la batalla de Salamina de Chipre (306 a.C.), Antígono asumió el título de basileus o rey. Como reacción, el resto de diadocos adoptaron la misma acción. Con ello Ptolomeo pasó a ser Ptolomeo I, rey de Egipto (304 a.C.). También adoptó el sobrenombre de soter (salvador en griego), término honorífico y divino otorgado por los rodios dada la ayuda que prestó ante el asedio de Demetrio I, el cual adoptó el sobrenombre de poliorcetes, es decir, el que asedia ciudades.

Tras la derrota de Antígono I Monoftalmos en Ipsos, Ptolomeo trató de garantizar la paz de su reino mediante una serie de  alianzas matrimoniales. Por ejemplo su hija, Arsínoe II, contrajó matrimonio con Lisímaco. Sin embargo no evitará que el anciano rey protagonice un último conflicto, con apoyo de Lisímaco, Seleuco y Pirro, contra Demetrio Poliorcetes el cual había conseguido, tras la muerte de Casandro (298 a.C.), hacerse con el control de Macedonia y parte de Grecia. Gracias a este último conflicto, Ptolomeo obtendrá varios protectorados sobre algunas islas griegas del Egeo, punto clave en el posterior dominio marítimo de Egipto a lo largo del Mediterráneo oriental.

En cuanto a la sucesión de Ptolomeo, fue retrasada hasta los últimos años de su vida. El gobernante tuvo tres esposas oficiales, Artacama, Eurídice y Berenice, aunque mantuvo relaciones con varias concubinas, entre ellas la célebre ateniense Thais. De su relación con Eurídice nacieron cinco hijos, tres niños y dos niñas, entre ellos su primogénito, Ptolomeo Ceraunos. Sin embargo, no fue este último quien le sucedió, pues su actitud insensata e impulsiva contrarrestaba con la prudencia de su hermano más pequeño, que a partir de 289 a.C. gobernará como corregente junto a su padre. Con la abdicación de Ptolomeo a finales de 285 a.C., se convertirá en rey de Egipto bajo el nombre de Ptolomeo II Filadelfo. Finalmente Ptolomeo morirá  en Alejandría  en el año 283 a.C., lugar donde su hijo le rendirá honores divinos junto al mausoleo de Alejandro.

Hombre prudente y poco dado a la ambición, Ptolomeo fue un superviviente al tiempo que le tocó vivir, siendo capaz de morir a una edad avanzada y en su cama, tarea que resultaba complicada en el Mediterráneo oriental de su época como hemos podido comprobar. Además, consiguió iniciar una dinastía, la de los Ptolomeos, la cual constituyó uno de las más longevas del período helénico del antiguo Egipto.


CHRISTIAN CALATAYUD MONTÉS


Imágenes:
Fig. principal: wikipedia.org
Fig. 1: wikipedia.org
Fig. 2: wikiart.org

Bibliografía:
-PADRÓ, J. (1999). Historia del Egipto faraónico. Alianza Editorial, España.
-GRIMAL, N.C. (1992). A History of Ancient Egypt, Blackwell, Reino Unido.

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